“Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz, la gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz”. María Montessor
El 2021 y inicios del 2022 ha sido uno de los años más violentos en la historia de las cárceles de Ecuador debido a sucesivas reyertas que las autoridades no han sabido frenar a pesar de la militarización de estos centros de privación de libertad y de la declaración del estado de excepción.
Hacinamiento, torturas y autogobierno son habituales en las cárceles del país esto ha hecho que se pierda Derechos Humanos fundamentales en el convivir diario de los privados de libertad. Estas matanzas reavivan el debate sobre qué es lo que sucede, pero sin respuestas ante esta crisis que ha venido dándose durante años y sobre todo sin soluciones estructurales que refleja una situación crónica en los centros de detención del país, además de condiciones inadecuadas, inhumanas de vida en el interior, la sobrepoblación lleva a condiciones caóticas y sin medidas para evitar nuevas muertes y rebeliones, la falta de inversión en cárceles y seguridad, el hacinamiento es total es el reflejo del límite al que ha llegado la crisis carcelaria y sin una salida, sin un plan estratégico sin que exista una tarea coordinada entre las diferentes funciones del Estado y las instituciones que promueven el respeto a los derechos humanos al igual que un aporte importante de la cooperación internacional.
La inseguridad es una de las mayores preocupaciones en la sociedad y más con la crisis carcelaria que vivimos, hay múltiples argumentos: como la eliminación del Ministerio de Justicia, extinción de la escuela de guías penitenciarios, falta de presupuesto, déficit de talento humano especializado, lentitud en la administración de justicia, hacinamiento, narcotráfico, corrupción. El incumplimiento de la rehabilitación social es notorio en las cárceles, la búsqueda de salidas demanda acciones conjuntas desde el Estado deponien do intereses particulares encaminados en la misma dirección fundamentalmente la paz interna y mejorar la calidad de vida de las personas privadas de la libertad, como sociedad, los ciudadanos esperamos garantías para nuestra seguridad e integridad humana como país nos negamos a normalizar los hechos de violencia.
La crisis de seguridad de los últimos años va con un incremento en la tasa de muertes violentas, la proliferación del crimen organizado y la crisis carcelaria recrudecida arrastrada desde el 2019: que ha venido dándose una lista de acciones, aunque sin plazos ni responsables.
El Ejecutivo y funciones del Estado hablan iniciar un plan de pacificación, una nueva ley de seguridad ciudadana manteniendo la coordinación entre policías y militares en las cárceles.
Todo esto le ha llevado al Presidente Lasso a tomar decisiones demoradas para reemplazar quienes encabezarían directorios: como el reemplazo del directorio del Servicio de Atención Integral (SNAI) quien paso a otro cargo y otra vez está encargado indefinidamente de las cárceles, todo esto ha hecho que el Directorio del Organismo Técnico del Sistema Nacional de Rehabilitación Social quede en manos de la Secretaría de Derechos Humanos. Además, el estado de excepción declarado en las cárceles, la colaboración policial y militar se cree que ha sido suficiente para frenar la violencia en el epicentro de la crisis.
Urge que se modifique el sistema carcelario en una sociedad que presume de democrática en el que los motine son recurrentes en un sistema colapsado y a merced de grupos criminales y con un gobierno de pocas decisiones, presos de la injusticia social. La ignorancia nos ha hecho creer que somos libres porque eso nos dicen los gobernantes: “No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio”. Ayn Rand.
En el Ecuador la rehabilitación social es: “Las estrategias de rehabilitación contemplan el desarrollo de actividades educativas, laborales, culturales, deportivas y de salud integral, enfocadas a cumplir el nuevo modelo de gestión penitenciara.
“Es muy importante comprender quién pone en práctica la violencia: si son los que provocan la miseria o los que luchan contra ella”. Julio Cortázar.
Autor: Alejandra Venegas